Aunque he cerrado el capítulo de los desafíos en el agua, mi vida productiva no concluye en los mares. Mis conferencias motivacionales y coaching para ejecutivos siguen activos, inspirando a las personas. Cada historia que comparto es una oportunidad para animar a otros a seguir sus sueños y enfrentar sus propios desafíos con determinación y coraje.

El año pasado, el 5 de agosto, viví uno de los momentos más emocionantes de mi carrera al completar la travesía de rodear la isla de Manhattan nadando y cruzar sus 20 puentes. A los 51 años, me lancé a las aguas neoyorquinas con el lema "Si yo puedo, cualquier mujer puede", buscando demostrar que a partir de los 50 no entramos en una etapa de decadencia, sino en una edad llena de oportunidades.

La travesía consistió en nadar 46 kilómetros alrededor de una de las islas más emblemáticas del mundo. Mi objetivo era completar el recorrido en un tiempo entre 8:30 y 9 horas. Sin embargo, gracias al constante apoyo de Álex Arévalo, el kayaquista que me acompañó, logré terminar en 7 horas, 57 minutos y 12 segundos. Este tiempo fue un logro personal que me llenó de satisfacción, especialmente cuando pasé bajo los 20 puentes y pude ver la Estatua de la Libertad en el horizonte, un recordatorio constante de la libertad y el esfuerzo.

El día de la travesía hubo momentos en los que tuve que detenerme, por la llegada de dos feries que venían de la estatua de la libertad, en esos casos solo te quedas flotando. Las conficiones fueron favorables, la corriente del rio Hudson fue a favor; cuando entre al río Harlem, me tocó tranquila la corriente, pero al regresar nuevamente al Hudson todo se movió un poco más.

Un mes antes de este desafío, el 8 de julio, había logrado cruzar el Estrecho de Gibraltar, estableciendo un récord mundial con un tiempo de 2 horas, 43 minutos y 04 segundos, superando a una nadadora alemana de 21 años. Ese logro me recordó la importancia de la perseverancia y la voluntad de seguir adelante, valores que me han acompañado a lo largo de mi carrera.

Durante mi trayectoria en la natación de aguas abiertas, he utilizado cada desafío como una oportunidad para apoyar causas importantes. Desde el combate contra el cáncer de mama, cáncer cérvico uterino, aparatos auditivos para niños, trasplantes de medula, pobreza alimentaria extrema, programas de hábitos cardiosaludables para niños con obesidad, hasta el apoyo a niños ciegos o débiles visuales. Cada brazada ha sido un esfuerzo para marcar la diferencia.

Mi vida productiva no concluye en los mares. Mis conferencias motivacionales y coaching siguen activos, recorro la república mexicana retando a las personas a sacar lo mejor de si para superarse y hacer sus sueños un testimonio de vida.